Amigos y amigas: ¡Tenemos que celebrar nuestro Carnaval laico! Por eso te esperamos en el Ateneo de Cáceres este sábado a partir de las 23 h donde se celebra un baile de disfraces. Y ya desde allí, a la hora que convengamos, nos iremos al centro de la ciudad donde también hay más fiestas por la parte antigua de la ciudad.
Y como somos laicistas vamos a jugar a darle la vuelta al mundo, aportando nuestracrítica sutil. Ya contamos con la Madre Superiora de las “Monjas consagradas al Santo Prepucio del Señor” y con todo un Príncipe de la Iglesia y Cardenal (de rojo como no puede ser de otra forma). Y sabemos de buena tinta que Luis Gibello se encarga de aportar la milicia cristiana, que nunca sobran los soldados de dios. Y ahora un poquito de historia: Durante siglos fue prohibido el Carnaval por la Iglesia. Durante siglos se pretendió que, especialmente entre las comunidades campesinas, los labriegos no se acogieran a unas fiestas donde el vino, la alegría, el ruido y el engaño predominaban.
Engaño en el sentido de que todos se disfrazaban con los que tenían a mano, se escondían la cara, se la pintaban y salían a la calle a hacerse burlas los unos a los otros. También se pretendió cristianizar la fiesta. Se quiso que el carnaval derivase de la palabra “carne-levare”, es decir, “abandonar la carne”… ¡Justo lo contrario de su pretensión, pues es ésta una fiesta dedicada a la carne y el placer!. Pero al final el carnaval se rebeló como una fiesta antiquísima, cuyas raíces se hunden en el paganismo más antiguo, tal vez como celebración a la diosa celta de las habas y el tocino Carna, o a las fiestas indoeuropeas en honor a Karna, el hijo del Sol, o en el ofrecimiento de la carne al dios Baal (carna-baal)… en todo caso siempre era una fiesta donde todo vale. ¡Todo vale! El carnaval más puro lo celebraron griegos y romanos. Durante las Saturnalias y las Bacanales y Dionisíacas los criados se disfrazaban de amos, los amos de criados, los togados de soldados y los soldados de togados. Frente a la represión de la sexualidad, el goce. Y ya en el cristianismo, frente a la severa formalidad litúrgica de la Cuaresma, el desenfreno. ¡Y eso es lo que queremos cerebrar desde Cáceres Laica! Desenfreno, placer y fiesta. Como veis nosotros ya hemos dado ejemplo. Te esperamos.
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